Filiberta Barrabasa,
una bruja un poco extraña,
convertía a las personas
en temibles alimañas.
A Pepe el rubio, un vecino,
lo convirtió en mono albino.
A Pedro, que era chiquito,
le tocó ser un mosquito.
Transformó a una niña hermosa
en una horrible babosa
y al horrible de mi hermano
en un hermoso gusano.
En su mansión encantada
con la cabeza en la almohada
Filiberta Barrabasa
soñaba barrabasadas.
Los chicos atacamos a la bruja
con dos armas: un espejo y una aguja.
Una niña llamada Carola
la pinchó con su aguja en la cola.
La bruja lanzó un fuerte grito
se entreabrieron sus ojos malditos,
y nos quiso encantar con un hechizo:
“Que se conviertan todos en erizos”.
Por suerte, los dos chicos más forzudos
sostenían nuestro espejo como escudo.
El hechizo rebotó contra el espejo
y la bruja se hechizó con su reflejo.
Por favor, no pregunten por mi bruja.
De la pobre nadie sabe qué se hizo.
Sólo sé que si se sacan bien las púas,
¡qué delicia es el guiso de erizo!
Poesía para chicos. Antología. Varios Autores. Alfaguara infantil, 2003
Ilustraciones: Sara Sedran. Serie: Morada (desde 8 años)
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