Vacaciones de invierno. Tarde fría, lluviosa y aburrida. Demasiado aburrida. Mi hermana fue al cumpleaños de una amiga. Mamá está ocupada y papá trabaja. Buscó en mi habitación algo con qué entretenerme.
Y veo, sobre un estante, la caja secreta de mi hermana. Ella nunca me deja tocarla. Esta es mi oportunidad.
La bajo con cuidado. Me siento sobre la alfombra y la abro.
No lo puedo creer. Salen volando seis mariposas, tres palomas y unas cuantas abejas. Me asusto tanto que la tapo nuevamente. Pero soy muy curioso y la vuelvo a destapar. Ahora me salpican las olas del mar. Meto la mano y saco un poco de arena, dos caracoles y una estrellas de mar! No lo puedo creer. ¡Debo estar soñando! Me acerco y miro. La caja parece no tener fondo y me meto dentro. Doy vueltas en una calesita, me trepo a los árboles y tomo un rico helado. La estaba pasando muy bien hasta que llegó mi hermana.
Ella me saca la caja. La tapa. Luego, me guiña el ojo y me dice:
-Este será nuestro secreto.-
Por favor, vos no se lo digas a nadie que la caja de mi hermana es mágica. ¡Gracias! Prometo que algún día te la voy a prestar. A vos ¿qué te gustaría sacar?
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