viernes, 16 de julio de 2021

CUENTO SECRETO DE VACACIONES DE SILVIA BEATRIZ ZURDO


Vacaciones de invierno. Tarde fría, lluviosa y aburrida. Demasiado aburrida. Mi hermana fue al cumpleaños de una amiga. Mamá está ocupada y papá trabaja. Buscó en mi habitación algo con qué entretenerme.

Y veo, sobre un estante, la caja secreta de mi hermana. Ella nunca me deja tocarla. Esta es mi oportunidad. 

La bajo con cuidado. Me siento sobre la alfombra y la abro. 

No lo puedo creer. Salen volando seis mariposas, tres palomas y unas cuantas abejas. Me asusto tanto que la tapo nuevamente. Pero soy muy curioso y la vuelvo a destapar. Ahora me salpican las olas del mar. Meto la mano y saco un poco de arena, dos caracoles y una estrellas de mar! No lo puedo creer. ¡Debo estar soñando! Me acerco y miro. La caja parece no tener fondo y me meto dentro. Doy vueltas en una calesita, me trepo a los árboles y tomo un rico helado. La estaba pasando muy bien hasta que llegó mi hermana. 

Ella me saca la caja. La tapa. Luego, me guiña el ojo y me dice:

-Este será nuestro secreto.- 

Por favor, vos no se lo digas a nadie que la caja de mi hermana es mágica. ¡Gracias! Prometo que algún día te la voy a prestar. A vos ¿qué te gustaría sacar?



miércoles, 14 de julio de 2021

POESÍA SOBRE RECESO INVERNAL


 
Días de descanso.
Tiempo de jugar.
Te espero a la vuelta.
¡Te voy a extrañar!
Que disfrutes en familia
la calidez de tu hogar.
que los juegos y paseos
sirvan para descansar.
Cuando nos reencontremos
habrá que continuar
con ganas y entusiasmo.
¡Hay mucho que estudiar!
Silvia Beatriz Zurdo

viernes, 9 de julio de 2021

9 DE JULIO DÍA DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA

9 de Julio: Día de la Independencia Argentina
Hace 205 años, 29 diputados se reunieron en San Miguel de Tucumán para concluir el proceso emancipador comenzado en mayo de 1810.


En 1816, convergieron dos hechos fundamentales para la historia nacional: la declaración de la Independencia y la organización final del plan continental del general José de San Martín, que sería el garante de esa independencia y la llevaría más allá de las Provincias Unidas.

El contexto internacional en el que esto ocurría era complejo: España se había liberado de los franceses y el rey Fernando VII había vuelto al trono y se predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los revolucionarios. El ejército realista había comenzado a avanzar por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.


Ante esa situación, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer frente al peligro realista. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, pues sus relaciones estaban deterioradas.


Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes. Las sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados de los 34 elegidos.


Finalmente, y después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816 los representantes firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”. De este modo, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación.


La Casa Histórica de la Independencia

La casa histórica de Tucumán se construyó en 1760. Pertenecía a una importante familia local, la de Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna. Era una casa con varias habitaciones, patios que las conectaban y su único ornamento eran unas columnas salomónicas ubicadas a los costados de la puerta principal.


Después de ser sede del Congreso donde se declaró la Independencia, fue alquilada para la imprenta del ejército, el servicio de Telégrafo y el Juzgado Federal. En 1869, el fotógrafo Ángel Paganelli, que visitaba la ciudad de San Miguel de Tucumán, registró el deterioro del edificio a solicitud de un grupo de vecinos para llamar la atención de las autoridades en pos de la conservación.


En 1904, el gobierno la restauró pero debido a su pésimo estado tuvo que demoler gran parte de la vieja casa. La única parte que fue salvada fue el Salón de la Jura de la Independencia. La reconstrucción intentó ajustarse al máximo en cada detalle del edificio original utilizando, incluso, los mismos tipos de ladrillos, tejas y baldosas.


En 1941 fue declarada monumento histórico. Actualmente funciona como museo y es centro tradicional de los festejos por la Declaración de la Independencia.


Allí cada día 9, el Liceo Militar “General Aráoz de Lamadrid” realiza el relevo de guardia en el Museo de la Casa Histórica de la Independencia.

Con la intención de resaltar las tradiciones de nuestro pasado, los soldados del Liceo Militar, con el uniforme del Regimiento de Infantería de Montaña 10 y acompañados por la Banda Militar “Sargento Primero Pedro Bustamante” del Instituto, realizan esta ceremonia.


De esta forma, el Ejército Argentino junto al pueblo tucumano recuerdan el pasado y mantienen la honesta tarea de custodiar la histórica vivienda donde se juró y se proclamó nuestra Independencia aquel 9 de julio de 1816.


La Proclama de la Independencia

Mientras preparaba en Cuyo al Ejército que cruzaría Los Andes, San Martín se mostraba impaciente para que el Congreso reunido en Tucumán proclamara la Independencia. En una de las cartas que mantiene con uno de los congresales, el representante de Cuyo, Tomás Godoy Cruz, escribía: "¿Hasta cuándo esperamos para declarar la Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos?". Y concluía: "Veamos claro, mi amigo, si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo este la Soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir a Fernandito".


El contexto era sumamente complejo, los realistas habían recuperado amplios territorios en América, entre ellos, Chile y buena parte del Alto Perú, lo que constituía toda una amenaza para las Provincias Unidas. En Europa, se asistía a la restauración de las monarquías; en la Banda Oriental, podía constatarse el avance portugués; y en el plano interno, las relaciones entre el gobierno central y el litoral estaban quebradas. Asimismo, las relaciones entre Buenos Aires y provincias que participaban del Congreso no estaban exentas de tensiones.


Finalmente, el acta de la Independencia se firmó el 9 de julio de 1816, donde prevaleció una postura que representaba el mandato de la mayoría de las provincias: investir a las Provincias Unidas del "alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". Quedaba expresamente rechazada toda fórmula intermedia que habilitara algún tipo de protectorado. Se trató, pues, de una manifestación clara, acorde con el pedido de San Martín, de declarar la Independencia absoluta de las Provincias Unidas respecto a la corona española y "de toda otra dominación extranjera", según la fórmula agregada a la proclama días después en las siguientes sesiones del Congreso.


La proclama se publicó en español. También en quechua y aymará con el fin de incorporar al proceso a los pueblos originarios.


Los Diputados

Los 29 diputados del Congreso de Tucumán que suscribieron el acta de Independencia declarada por el Congreso de las Provincias Unidas en Sud América fueron:


• Presidente: Francisco Narciso de Laprida, diputado por San Juan.

• Vicepresidente: Mariano Boedo, diputado por Salta.

• Secretarios: José Mariano Serrano, diputado por Charcas y Juan José Paso, diputado por Buenos Aires

• Diputados:

- Por Buenos Aires: Dr. Antonio Sáenz, Dr. José Darragueira, Fray Cayetano José Rodríguez, Dr. Pedro Medrano, Dr. Esteban Agustín Gascón y Dr. Tomás Manuel de Anchorena.

- Por Catamarca: Dr. Manuel Antonio Acevedo y Dr. José Eusebio Colombres.

- Por Córdoba: Eduardo Pérez Bulnes, José Antonio Cabrera y Lic. Jerónimo Salguero de Cabrera y Cabrera.

- Por Jujuy: Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante.

- Por La Rioja: Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros.

- Por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y Dr. Juan Agustín Maza.

- Por Salta: Dr. José Ignacio de Gorriti.

- Por San Juan: Fray Justo Santa María de Oro.

- Por Santiago del Estero: Pedro Francisco de Uriarte y Pedro León Gallo.

- Por Tucumán: Dr. Pedro Miguel Aráoz y Dr. José Ignacio Thames.

- Por Mizque: Pedro Ignacio Rivera.

- Por Charcas: Dr. Mariano Sánchez de Loria y Dr. José Severo Malabia.

- Por Chichas (incluyendo a Tarija): Dr. José Andrés Pacheco de Melo




En esa sesión no estuvieron presentes cinco diputados: el coronel José Moldes (Salta), que se encontraba detenido; el coronel Juan José Feliciano Fernández Campero (Chichas), que estaba al mando de tropas en el frente de combate; el presbítero Miguel Calixto del Corro (Córdoba), que estaba realizando una misión diplomática ante José Artigas; el médico Pedro Buenaventura Carrasco (Cochabamba), que estaba en servicio en el Ejército del Norte y el diputado Juan Martín de Pueyrredón (San Luis), que había viajado a Buenos Aires para asumir el cargo de Director Supremo.

jueves, 1 de julio de 2021

CUENTO: "EL ENIGMA DEL BARQUERO" DE LAURA DEVETACH

 




El chiquilín abre la boca y vuela un bostezo. Y otro. Y otro más. Todos pájaros.

El chiquilín es barquero. Cruzó el río llevando gente varias veces aquel día.
Sus hermanos pequeños duermen todos juntos en la cama de al lado. El perro los cobija y pareciera sonreír.

El chiquilín no puede dejar de pensar en el enigma del barquero que le planteó un turista aquella mañana, haciendo dibujos sobre la arena.

El problema era así:

hay un barquero que debe cruzar en su canoa una oveja, un repollo y un lobo. Por el tamaño de la canoa sólo puede cruzar uno por vez;
si cruza al lobo, la oveja se queda con el repollo y se lo puede comer;
si cruza el repollo, el lobo se queda solo con la oveja y se la puede comer;
y lo mismo del otro lado. No deben quedar solos la oveja con el repollo, ni el lobo con la oveja. ¿Qué hacer?

* * *

Estira los brazos y los animales que tiene adentro trotan y salen por las manos, por los pies, corcovean sin hacer ruido. El bosque se despliega árbol por árbol. Es noche de cuarto lleno.

El chiquilín se zambulle en el río de la cama. Navega como una hoja. Algún pez salta ágil desde su pelo. También las ranas. Por ahí cerca, muy cerca, tic tac, se oye al cocodrilo que vio en la televisión del puerto y que quería comerse al capitán Garfio. Por suerte en el agua se balancea un zapato.

El chiquilín se embarca y navega en el zapato. Por suerte hay un buen par de remos. De pronto pega un respingo porque desde la orilla de este lado de la cama lo llama la señorita Sonia, la de primero, esa que usaba minifalda debajo del guardapolvo, olía a chicle y hacía que él se muriera de ahogo cuando le revolvía el pelo con un solo dedo.

Un suspiro hondo, hondo, y el chiquilín suelta un lobo. Debe ser uno de esos lobos de la canción del abuelo. Esos lobos que aúllan de hambre en Moscú, que está cubierto de nieve. No cantes, hermano, no cantes, tararea el abuelo, afuera, arreglando anzuelos.

Es mejor mandar al lobo por otro camino para que no ataque a la señorita Sonia, tan hermosa, con su color praliné.

De pronto, en medio de los tréboles, aparece un canasto reventando de manzanas perfumadas, gordas, como espejos rojizos. Son las manzanas de la madrastra de Blancanieves. Una está envenenada, vaya a saber cuál.

La señorita Sonia hace un gesto de atrapar dos o tres. También está muerta de hambre.

El lobo se relame y aúlla estirando el hocico hacia la señorita Sonia. Es pura boca, puro estómago. La señorita Sonia inclina el cuerpo y estira las manos hacia el canasto de manzanas. Está lista para el mordiscón con gusto a fruta a orillas del río. El cocodrilo, tic tac, tic tac, merodeando a todos.

No avanzan los unos sobre los otros sólo porque el chiquilín está despierto.
Sabe bien que no podrá dormir hasta que logre llevar a cada cual al otro lado del río, donde hay una canción a la que le falta un lobo, un cuento al que le falta un canasto de manzanas con una manzana envenenada y una escuela que no tiene a su señorita Sonia.

El chiquilín no va a permitir que el lobo se coma a la señorita. Y aunque él quisiera convidarle a ella algunas manzanas, no lo haría porque hay una manzana envenenada.

El cocodrilo es otra cosa. Ése siempre está metido en el río de su cama y a veces se hace el inocente. Él ya sabe que no es bueno descuidarse.

El chiquilín los cruzará en zapato, para eso es el barquero. Pero durante las noches de cuarto lleno nunca faltan problemas. Tendrá que llevarlos de a uno por viaje.

Y ahí está el cocodrilo, tic tac, tic tac.

El chiquilín ni pestañea en la noche. La cabeza le funciona velozmente. Si lleva primero al lobo, la señorita se puede hacer un buen picnic con las manzanas.

Si lleva primero las manzanas, el lobo se puede hacer el picnic con la señorita Sonia.

Mejor la lleva primero a ella y la deja del otro lado. Al lobo no le gustan las manzanas.

La señorita Sonia y el barquero navegan en el zapato. El cocodrilo los escolta, tic tac, mordisqueando un cordón del bote, hasta que el chiquitín le pega con el remo haciendo ruido de coco golpeado. El cocodrilo se zambulle.

El barquero deja a la señorita Sonia del otro lado del río.

Ella saluda con la mano al barquero, que regresa. Toc, se oye. Otro remazo al cocodrilo, que se había prendido al talón del bote.

Ahora el chiquilín embarca al lobo, que lleva las orejas mustias y la cola entre las patas porque el agua no lo convence. Toc, toc, dos remazos al cocodrilo que cada vez se vuelve más confianzudo.

El lobo se pone como de fiesta al ir llegando. Ahora sí que la suerte le sonríe. Por fin solos. La señorita Sonia se encoge de miedo. Pero el barquero, con rapidez, la embarca nuevamente por un lado del bote mientras por el otro desembarca al lobo que allí queda, otra vez como perejil sin agua.

El bote regresa con el chiquilín y la muchacha. Toc al cocodrilo, toc, toc.

La señorita Sonia desembarca y corre directo hacia el canasto de manzanas. Pero el chiquilín pega un salto, gambetea y carga el canasto sobre la capellada del bote. Y se va, sonriendo y haciendo señas de que ya regresa.

La señorita Sonia se sienta sobre el pasto y la minifalda se le arruga.

El cocodrilo cabecea peligrosamente debajo del bote. El barquero no puede pegarle con ruido a coco. Entonces se desplaza y hace peso en distintos lugares para mantener el equilibrio. Los barquinazos son terribles.

Ya en la orilla, deja el canasto. El lobo mira con indiferencia. Está más interesado en estirar el cuello hacia la otra orilla, tratando de ver a la señorita
Sonia.

El barquero regresa otra vez. Navega alerta porque el cocodrilo además de morder y cabecear, ahora pega unos tremendos coletazos. Con remo y contrapesos, el barquero se defiende.

Cuando llega, toma aire. La señorita Sonia le pasa el dedo por el pelo, admirada. Él la embarca sin perder tiempo y cruza esquivando al cocodrilo que está completamente loco, es un remolino, los envuelve en olas y tormentas. Él logra aturdirlo con un rápido y certero remazo mientras la señorita Sonia le pega con el taco del zapato, que se pierde en el agua. Pero llegan.

El lobo quiere acercarse, la señorita Sonia se tira hacia las manzanas, pero no. El barquero tiene que enviar a cada cual a su lugar. Y lo hace.

Un sendero del bosque se chupa al lobo, que no puede resistirse.

Por otro desaparecen las manzanas. Pero antes, el chiquilín roba una. Las mira bien, elige la más hermosa, seguramente la que está envenenada, y se la guarda sin que nadie lo vea.

La señorita Sonia toma el tercer sendero, que seguro va a una ciudad.
Saluda, agitando la mano.

Al barquero sólo le queda el regreso.

Rema y el cocodrilo ya no tiene reparos. Muerde, cabecea, coletea y acerca tanto las fauces abiertas al barquero que éste, como un relámpago, le tira la manzana. Rueda por el tobogán de la garganta y glup, el cocodrilo se la traga como una píldora.

El barquero no respira, el agua no se mueve, los pájaros se detienen. De pronto, un hipo y el cocodrilo queda desinflado como un guante.

El barquero vuelve a respirar y salta hacia la orilla. Suspira, el aire le entra hasta los pies.

Se da vuelta, se acurruca. El agua suena lejana, pequeños chasquidos, pececitos, lo arrullan. El lobo aúlla nuevamente en la canción del abuelo, a la señorita Sonia le faltará un zapato, y ahora hay un cuento sin manzana envenenada.

El chiquilín duerme. Quién sabe con qué podrá llenar mañana el cuarto mientras le llega el sueño; quién sabe con qué enigmas se va a encontrar.



FIN

✩ * • . ¸ ¸✩¨ ` * • . ¸ ✩

El enigma del barquero, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 2000, Colección Pan
Flauta. Serie verde: Sentimientos. Ilustración de María Rojas. A partir de 11 años.



Contenido: -El enigma del banquero -- La trampa de las ovejas -- Chipas -- El brujo de los tubitos -- Leyendas de las margaritas -- cuento en la arena.

Carta final de la autora:
“Ninguno de estos cuentos es del todo real, pero tampoco del todo mentira. Aún hoy pongo a funcionar los berrinches de infancia cuando me harto de tanta adultez. Entonces escucho a los niños que me habitan, a los gurises y muchachitas que me ayudaron a jugar con barro, a escondernos, a escaparnos para ver pasar los trenes. A los que supieron orientarme en un monte siguiendo las señales que la humedad deja en los árboles. Escucho a los que saben elegir la leña que arde mejor, a los pibes que trabajan, a los niños del mundo que están a la intemperie y así aprenden a vivir. Para nombrarlos uso las palabras a la que ellos responden: muchachita, chiquilines, gurises, pibes, y todos esos nombres nos acercan. Hablo de ellos en mi lengua litoraleña, cordobesa, y vaya a saber qué otras, en la lengua que me sale a esta altura de la vida. Creo que esta lengua mía hace que el mundo se vuelva menos ajeno.

Laura Devetach”

miércoles, 16 de junio de 2021

UN DÍA DE LLUVIA DE ANA MARÍA MACHADO



“-Guillermo, ven!- le dijo su madre-.

Han venido Isabel y Enrique a jugar contigo.

Pero no pueden salir fuera. Va a llover.

Oyeron un trueno.

Y vieron nubes oscuras.

Después comenzaron las gotas de lluvia.

Tip tip tip tip tip

Los niños se cansaron de ver correr las gotas por el cristal.

Entonces viajaron a lomos de elefantes.

Fueron a una cabaña en el bosque.

Luego hicieron una caravana de carretas.

Atravesaron un precipicio por un puente peligroso.

Tuvieron que esconderse tras las rocas para defenderse de las fieras.

Navegaron en un barco mágico, entre ataques de piratas y caimanes.

Después, se fueron a descansar y durmieron en la cueva de los osos.

Cuando llegó la madre de Enrique, dijo: -Qué pena que no hayan podido salir a ninguna parte por la lluvia…

A los tres les dio mucha risa. Y las madres no sabían por qué. ¨

lunes, 14 de junio de 2021

CUENTO: "EL HOMBRECITO DE LA LLUVIA" GIANNI RODARI



"Yo conozco al hombrecito de la lluvia. Es un hombrecito ligero ligero que vive en las nubes.

Salta de una nube a otra sin hundir el suelo. Suave y vaporoso.

Las nubes tienen muchos grifos. Cuando el hombrecito abre los grifos, las nubes dejan caer el agua sobre la tierra.

Cuando el hombrecito cierra los grifos, la lluvia cesa.

Tiene mucho trabajo el hombrecito de la lluvia, siempre abriendo y cerrando los grifos.

Y a veces se cansa.

Cuando está agotado se tira sobre una nube y se adormece. Duerme, duerme, duerme. Mientras, como ha dejado todos los grifos abiertos, llueve sin parar.

Es una suerte que un trueno más fuerte que los demás lo despierte.

El hombrecito se levanta de un salto y exclama:

– ¡Pobre de mí, cuánto tiempo llevo dormido!

Mira hacia abajo y ve los pueblos, las montañas y los campos, grises y tristes bajo el agua que sigue cayendo.

Entonces, comienza a saltar de una nube a otra cerrando de prisa todos los grifos.

Así, la lluvia cesa, el viento empuja las nubes que, al moverse, acunan dulcemente al hombrecito de la lluvia y este se duerme de nuevo.

Cuando se despierta, exclama:

–¡Pobre de mí, cuánto tiempo llevo dormido!

Mira hacia abajo y ve la tierra seca y agrietada, sin una gota de agua.

Entonces va y viene por el cielo para abrir todos los grifos.

Siempre la misma historia"

Ilustración de Nicoletta Costa

miércoles, 9 de junio de 2021

POESÍA: " A TODOS LOS CHICOS QUE ODIAN COMER" DE ANA MARÍA SHÚA

 A todos los chicos que odian comer



Prima Alma era una niña inapetente

tan flaquita como un escarbadiente.

Prima Alma odiaba la comida,

y había algunas cosas en la vida

que la pobre no podía comprender.

¿Por qué otra vez a la mesa

si habían comido ayer?


Prima Alma

masticaba con calma.

Se cuenta que una vez

masticó un alfajor

durante un mes.

No es extraño.

Hubo un buche de sopa

que le duró casi un año.


Mi tía Musita

le decía así:

—¡Comé mi capullito

de alelí!


Y ella contestaba

con mucha firmeza

—Hoy no como

porque me duele la cabeza.

El bife tiene nata

La leche tiene arrugas

La papa tiene grasa.

La mermelada es dura.

El queso está muy verde.

La torta está madura.

La carne está muy dulce

El huevo está tostado.

El postre es muy salado.

No quiero la ensalada,

está toda quemada.

No quiero ese puré,

le siento gusto a té.

La sal está muy fría,

la sopa está vacía,

la fruta está caliente

y el jugo de naranja

me queda entre los dientes.


La pobre prima Alma no entendía

por qué había que comer todos los días.


En nombre de Alma,

con mucho placer

dedico este verso

a todos los chicos

que odian comer.

martes, 8 de junio de 2021

CUENTO: " CÓMO BERTA CONOCIÓ A SU GATO" DE EMA WOLF

Fue algo bastante casual. Un día Berta salió a comprar una lata de tomates, pero se confundió.

Si querés saber más te invito a escucharlo




lunes, 7 de junio de 2021

CUENTO: "FILOTEA DE EMA WOLF"

  FILOTEA






FILOTEA TENÍA QUE TOMAR UNA DECISIÓN IMPORTANTE.


—¿ME TIRO O NO ME TIRO?


MIRÓ PARA ABAJO.


—¡GGGG! ¡ME DA VÉRTIGO!


VOLVIÓ A MIRAR.


—¡GGGGGGGGGG!


SE DIJO A SÍ MISMA: “FILOTEA, CORAJE.”


JUNTÓ LAS MANOS, CERRÓ LOS OJOS, APRETÓ LA RESPIRACIÓN, TOMÓ IMPULSO Y… NO SE TIRÓ.


—¿QUÉ HAGO?


SE PUSO RODILLERAS, MUÑEQUERAS, ZAPATOS DE CORCHO, UN ALMOHADÓN EN EL TRASTE.


—AHÍ VOY. UN, DOS, TRR…


NO FUE.


—¡ES TAN ALTO! ¿Y SI ME ESTRELLO? NECESITO MÁS PROTECCIÓN.


SE PUSO UN CHALECO NEUMÁTICO, UN CASCO, UN PARACAÍDAS EN LA ESPALDA. LO ÚLTIMO FUERON LAS ANTIPARRAS.


ENTONCES SÍ: PEGÓ ENVIÓN Y ZZZZZZZZ CAYÓ PLANEANDO SOBRE LA VEREDA SIN ROMPERSE NADA.


LAS HOJAS COMO FILOTEA SIEMPRE EXAGERAN UN POCO, PERO AL FINAL, EN EL OTOÑO, SE ANIMAN Y ZZZZZZZZ CAEN.


                                                               FIN


AUDIOLIBRO